lunes, 12 de abril de 2010
Pasado el tiempo...
Que tu vida es puta rutina y el mejor momento es tu mañana donde tomas el café y lees el periódico en aquel bar de la esquina. Aquel bar donde la camarera te está mirando atenta y sonríe mientras tú desearías meterla en tus sábanas esa noche en vez de a esa mujer con la que llevas compartiendo la vida tantos años y a la que evitas rozar antes de dormir para soñar con esa otra más joven a la que no tendrás. Y entonces, llega un día en que descubres que ya no eres aquel adolescente de 20 años que podía poner una sonrisa y cantar un estribillo para tener a la que señalaba entre sus brazos. Aquél que un día decidió irse con esa chica modelo que en un momento determinado, el momento justo, le ofreció la estabilidad que él necesitaba. Y ahora, pasado el tiempo y acabados tus sueños, miras a esa camarera de bar y recuerdas a aquella otra chica no tan perfecta de la que por no ser el momento, decidiste obviar y hacer creer que sólo era una más. Ya no tocas, ahora tienes un sueldo fijo con resaca, unos hijos a los que muestras quién fuiste, y un dolor en el alma por no dejarte llevar y ser como tu sociedad dijo que fueras.
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